miércoles, 5 de marzo de 2014

Des - Orientacion (?) vocacional.... De cardiocirujana a decoradora

Desde que tuve memoria, yo iba a ser CARDIO CIRUJANA. Mi infancia discurrió entre juegos de "doctor" con estetoscopios de plástico, vestidos de princesa, casas en el árbol y escenarios escolares donde me divertía encarnando personajes muy diversos. Entre música y zapatillas de ballet, entre árboles de Níspero, osos de peluche y muñecas flacas. Pero yo... iba a ser doctora.

Pasaron los años. Llego el liceo. Mi materia favorita: Biología! Obviamente! Pero conforme el liceo avanzaba... iba perdiendo el entusiasmo. Me aburría. Los años pasaban, comenzaba a tener más noción del tiempo REAL que implicaba ser medico... y más dudaba. Hacia cuentas al derecho y al revés... Con suerte y viento a favor... eran no menos de 10 años que había que sumarle después del liceo... eso me daba como... 28 si no perdía nunca una materia... mmmhhh.... CARAJO! IBA A SER MUY VIEJA CUANDO SALIERA DE LA FACULTAD!!! Llegando al ultimo año, cambié la opción de Medicina por la de Agronomía... con la idea de que podía ser Veterinaria. Algo más realista para mis ansiedades geminianas y muy acorde con mi tremendo amor por los animales. Esta idea me duro hasta que fuí a la facultad a anotarme... en cuanto me tope con los primeros animales muertos comprendí que no tenia tripas para enfrentarme con eso. El primer bicho que se me muriera iba a ser el derrumbe de todas mis buenas intenciones.

Así que decidí tomarme "un año sabático". O sea... mis viejos me dijeron "si no estudias, TRABAJAS!"... y así empecé a trabajar con mi viejo en la Empresa familiar.  No estaba mal considerando que en primer lugar, iba a tener mi primer dinero propio... y en segundo lugar, solía andar metiendo las narices en los papeles de la oficina de mi padre, también desde que tenia conciencia... Y definitivamente tenia dos cualidades muy importantes para el puesto: era muy buena ordenando y organizando papeles, y tenía una paciencia infinita a la hora de ir a hacer trámites y tratar con infumables empleados malhumorados. Era además tan descarada, que terminaba logrando sacarles una sonrisa. Las largas colas en el banco eran la oportunidad para charlar con el guardia de turno o la señora de atrás en la fila.
Me gustaba mucho mi trabajo. De hecho me encantaba porque además era la oportunidad de compartir muchas cosas con mi viejo, y pasar largas horas con él, cosa que hasta entonces, nunca había sido posible. Básicamente, mi papá era el señor que se pasaba todo el día trabajando, mientras mi vieja se ocupaba de nosotros, y mi vida hasta aquel entonces, giraba, básicamente, entorno a mi madre. Esos años fueron geniales, y aprendí muchísimo de mi viejo.

Por otro lado, en pos de ir tomando mas responsabilidades dentro de la Empresa, y como mi padre era un tipo muy realista que tenia claro que yo no iba a trabajar siempre con él, decidimos que yo hiciera Administración de Empresas y otras cuantas cosas extra curriculares complementarias, como cursos y seminarios, todo vinculado al manejo de Empresas. Y así llego el día en que deje de trabajar con el viejo. Luego de algunas experiencias mediocres _mis primeras experiencias en el mundo real_ finalmente, entré en Sudamtex. Una Empresa en serio, una multinacional de renombre con mas de 100 empleados. Fue una experiencia grandiosa. Si bien la perspectiva cuando entré era la de hacer carrera dentro de la Empresa, aún no imaginaba las curiosas vueltas que podía dar la vida, ni que pocos años después ya no habría más Sudamtex... 

Para la época en que entre a trabajar en Sudamtex, yo estaba ya por casarme... había estudiado 2 años de alta costura como un hobby tiempo antes, y el mundo textil de Sudamtex y sus clientes me fascinaba. Dedicaba mis horas libres a preparar millones de cosas para mi futura casa. Así comencé con mis primeros diseños de Blanquería. Pero entonces, algo nuevo se presentó y comencé a tomar clases de pintura decorativa. y pátinas. Era la época en que estaba de moda la pintura country, las cosas rústicas, y la experiencia de comenzar a pintar me dio vuelta el alma.... sentía que en cada pincelada podía volar y podía pasar despierta noches enteras pintando sin parar.

Al principio todo empezó como un hobby. Se extendió entre los amigos primero, y luego comencé a vender mis piezas, tanto las de pintura, como las de blanqueria. Así empezó todo... trabajaba por encargo, tenía algunos clientes, y a su vez, estos clientes comenzaron a consultarme para arreglar espacios como cocinas, baños y dormitorios. Vendía sobre todo blanquería  en locales, y fue uno de ellos el que terminó por dar el "golpe de gracia". Yo aún trabajaba en Sudamtex, por lo que seguía siendo un hobby que me permitía hacer algún dinero extra. Pero todo estaba por acabar...

Para finales del 97  Sudamtex cerraba... algo que me dio mucha tristeza. Pero conserve _y hasta el día de hoy_ buenas amistades, contactos y proveedores. La misma semana que me fuí, me convocó uno de mis clientes para lo que terminó siendo, mi primer trabajo "de verdad" como Decoradora.Y esa es "otra" historia para otro dia. Ese trabajo terminó de sellar el pasaporte hacia un destino muy diferente.

Pero no sería fácil... nada lo es. Inicié mis estudios como Diseñadora en la Escuela de Ginno Moncalvo. Un referente en el tema, y un ícono de su época. Simultáneamente, intentaba trabajar como Diseñadora, aunque ,seguía teniendo otro trabajo "oficial" como administrativa. Y aunque hacen menos de 20 años de esto, las cosas entonces eran bastante diferentes. Para empezar, pesaba sobre mis hombros la "decepción" de mis padres que se quedaron esperando a su hija la doctora... pensando que "en algún momento este divague de la Diseñadora" se me iba a pasar. Por otro lado, mi entonces, flamante marido, al igual que su familia, lo veían como un hobby que se me había subido a la cabeza y empezaba a afectarme la única neurona que tenía... No fue fácil... nada lo es.

Pasaron muchos años. Paso mucha agua bajo el puente. Paso mucha vida... (y también me divorcié... en plena crisis del 2002!!... CHAN!) Tuve que pelear muy duro para poder seguir adelante con lo que me gustaba. Muchas voces me decían que me dejara de delirios de Diseñadora, y algunas _muy muy pocas_ que siguiera que esto era lo mío. Algunas veces pude vivir de eso, y muchísimas otras, no. Algunas veces tuve que dar un paso al costado en pos de sobrevivir, pero siempre volvía a lo que seguía siendo mi pasión. Y lo bueno de la pasión es que suele ser un motor muy eficaz para impulsar nuestros sueños.

Cuando era niña, había dos cosas que me generaban "fascinación". Una era ir a las casas de otras personas, porque me encantaba ver como vivían. Que cosas habían en cada casa, y "tejía" mentalmente historias sobre cada objeto. La otra era cuando íbamos de la casa de mi abuela en Malvin, a casa de la otra abuela en Pocitos, por la rambla. Entonces, me encantaba mirar aquel "mosaico" formado por las ventanas de los apartamentos, como casilleros, y en cada uno, mundos tan diversos como quienes los habitaban... En algunos habían paredes coloridas, en otros muchísimos cuadros, en otros luces brillantes y en algunos luces tenues... cada uno era el reflejo de sus habitantes.

Si encontré mi camino, o mi camino me encontró a mí... no lo se... pero he encontrado en él gente tremendamente especial, con la que compartí  momentos que atesoro profundamente. He cosechado también amigos, algunos que incluso, cambiaron mi vida o tienen un papel muy relevante en ella. Mi trabajo es parte de mi vida, pero también mi vida es parte de mi trabajo. Diseñar un espacio para otro implica que tiene que crearse un vínculo con esa persona. Y esos vínculos suelen ser muy enriquecedores. Cuando uno trabaja a ese nivel, también pone en juego muchas cosas de sí mismo, de su historia, y entran en juego las emociones. Porque de eso se trata. Y obviamente, esto es un "ida y vuelta". Así que _de la misma manera que alguna vez llegue a una casa y me encontré con una familia marcada por alguna tragedia_ también algunos de mis clientes, algunos de mis colaboradores y algunos de mis proveedores fueron testigos de algunas de mis mayores tragedias personales. Y en esos momentos, en los cuales los caminos de las personas se cruzan de manera caprichosa, es cuando surgen precisamente, las historias que enriquecen la vida de cada uno. Así, nacen vínculos  muy fuertes, se consolidan relaciones y se van conformando equipos que batallan juntos, al unísono día a día, donde el sueño de uno, es el sueño de todos. Donde es más importante colaborar que competir, donde prima el concepto de que si uno gana, todos ganan. Así uno se va creando su propio entorno. Así uno también se vuelve parte del entorno de otros.

Quienes piensen que viví "desorientada" vocacionalmente algún tiempo, hoy puedo decirles fehacientemente que no fue así. Fui haciendo mi camino, mi búsqueda. Recolectando vivencias y experiencias, _intentando aprender de todas ellas_  para luego convertirlas en herramientas para lo que hago día a día. Recolecté también amigos, personas, afectos, imágenes, sabores, corazones, dolores, derrotas y tropiezos. Recibí  ayuda _mucha_ y trato de ayudar. Me supe ganar el respeto de otros, empezando por respetar a los demás: respetar su persona, su trabajo, su tiempo, sus talentos y sus oficios. Valoro a las personas por lo que son y me gusta ser valorada de la misma forma. No todos tenemos los mismos talentos, ni los tenemos para las mismas cosas.

Hay quienes piensan que vivo en una realidad "paralela" donde todo es "bello, estético  y frio"... es porque no me conocen. Mi pasión me mostró el camino. Y yo decidí que quería  un camino con  "corazón", sino...  todo era en vano. Todos necesitamos que "nuestro rincón en el mundo" sea un lugar agradable. Muchos necesitamos cambiar cada tanto nuestro espacio para poder reponernos de un momento duro que nos toca, o nos tocó vivir... "cambiar el aire"... renovarnos. Y es una responsabilidad muy grande, a la vez que un gran honor, poder ser parte de la solución y no del problema. Es un "regalo" poder contribuir al bienestar de otro. No es una tarea sencilla entrar en la casa de una persona, en su mundo, en su intimidad, cuando no la conocemos. Y requiere mucho respeto por el otro. De alguna manera, hay algo "sagrado" en ese "entrar" en la casa, pero también en la vida de otra persona. A cambio de eso, uno cosecha momentos irrepetibles, satisfacciones personales que van mucho mas allá del color de una pared o el mueble que eligieron.

Y también están las personas que permiten que mi trabajo sea posible. Esos que están día a día poniendo el hombro, poniendo el alma, dando todo de sí para que cada trabajo llegue a buen puerto. Las personas que trabajan conmigo, las personas que son proveedores de diferente índole, los artistas, los que componen cada uno de los rubros que hacen a mi trabajo. Allí también hay muchas historias. Allí también hay grandes personas. Cada uno representa una pieza fundamental que permite que todo el engranaje se mueva y funcione. Porque también ellos muchas veces han puesto proa a la tormenta para salvar el día. De ellos también vamos a compartir historias de viaje, porque ellos son una parte fundamental de esta bitácora.